lunes, 5 de enero de 2015

Bajo la misma estrella

Isaac siguió atacando los trofeos, saltando encima de ellos con ambos pies, gritando, sin aliento, sudando, hasta que al final se desplomó sobre los fragmentos.
Augustus se acercó a él y miró desde arriba.
-¿Te sientes mejor?- Le preguntó.
-No- Murmuró Isaac jadeando.
-Es lo que pasa con el dolor- Dijo Augustus. Volvió la vista hacia mí y añadió-: Hay que sentirlo. 


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