Isaac siguió atacando los trofeos, saltando
encima de ellos con ambos pies, gritando, sin aliento, sudando, hasta que al
final se desplomó sobre los fragmentos.
Augustus se acercó a él y miró desde arriba.-¿Te sientes mejor?- Le preguntó.
-No- Murmuró Isaac jadeando.
-Es lo que pasa con el dolor- Dijo Augustus. Volvió la vista hacia mí y añadió-: Hay que sentirlo.
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