viernes, 4 de septiembre de 2015

Grey

Un golpe en la puerta me devuelve a la realidad. Entonces veo una maraña de largo pelo castaño, blanquísimas piernas y botas marrones que aterriza de bruces en mi despacho. Reprimo la irritación que me sale naturalmente ante tal torpeza. Me acerco enseguida a la chica, que está a cuatro patas en el suelo. La sujeto por los hombros delgado y la ayudo a levantarse.
Unos ojos claros y avergonzados se encuentran con los míos y me dejan petrificado. Son de un color de lo más extraordinario, un azul nítido y cándido, y durante un momento horrible siento como si pudieran ver a través de mí. Me siento...expuesto. La idea me resulta tan inquietante que la borro inmediatamente de mi cabeza. 

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