No me
inventes cualidades ni virtudes, que no soy diferente a las miles que mueren,
ni a las que nacen a diario. No me cargues con la responsabilidad de una mirada
encantadora, no me incluyas en tus sueños de mujer perfecta. Mis caderas no
tienen el ritmo de tus deseos, ni mis labios saben a tiempo. No tengo la
dulzura con la que se condena a las demás, ni un perfume inolvidable en mis
cabellos. Que te sea indiferente si mi voz canta o grazna, no soy canto, soy
palabra. Realidad, defecto y caos, así puedes nombrarme, no permito que me
pretendas celestial. No puedo, No quiero serlo.
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