domingo, 23 de noviembre de 2014

Los juegos del hambre

Aunque puede que no haya nada romántico entre nosotros, cuando abre los brazos no dudo en lanzarme a ellos. Su cuerpo me resulta tan familiar: la forma en que se mueve, el olor a humo del bosque, incluso los latidos de su corazón, que ya había escuchado en los momento de silencio de la caza, Sin embargo, es la primera vez que de verdad lo siento, delgado y musculoso, junto al mío.


Katniss

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