sábado, 22 de noviembre de 2014

Finale

Y, de pronto, sin saber cómo, Dante me tenía acorralada contra un árbol y me colocaba delicadamente detrás de la oreja un mechón de pelo que me había caído sobre la cara. Me cogió de la barbilla y la levantó ligeramente para mirarme a los ojos; no podría haber huido de su mirada penetrante aunque hubiera querido. Me perdí en sus hermosas facciones. Sus ojos pardos guardaban la distancia justa con respecto a su nariz, recta y rotunda. Sus labios sensuales me ofrecían una sonrisa. Espesos mechones de cabello castaño caían sobre su frente. Tenía la mandíbula amplia, bien cincelada y perfectamente afeitada. Y todo eso con el trasfondo de una piel tersa de tono aceitunado.
No podía quitarme de la cabeza lo agradable que sería besarle. Todos los demás pensamientos habían sido eliminados, y no me importaba. Estaba perdida en un sueño divino, y, si no volvía a despertarme nunca, mejor. <<Besar a Dante>> Sí, eso era exactamente lo que quería. Me puse de puntillas y, cuando la distancia que separaba nuestras bocas se redujo, sentí como un batir de alas en mi pecho.

Nora

No hay comentarios:

Publicar un comentario