Si dices que la quieres y que no la
dejarías por nada, entonces te propongo que levantes sus mangas y sus
brazaletes, y veas esas cicatrices. Cena con ella y date cuenta que cuando
acaba se levanta y va al baño a vomitar. Llámala a mitad de la noche y escucha
con atención como frena las lágrimas que estaba dejando escapar. No mires su
sonrisa, mira sus ojos. No le preguntes cómo está cuando ya sabes la verdad y
sólo quieres creer que no es real. Conócela, conoce esa parte de ella que
asusta a todos. Conoce sus demonios, sus inseguridades, su lado más oscuro.
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