domingo, 18 de enero de 2015

Inevitable desastre.

Me levanté y caminé hacia ella. Tenía el pelo de una actriz porno y el rostro de un Ángel, con unos ojos almendrados de una belleza excepcional. Fue entonces cuando lo vi: detrás de esa belleza y de esa inocencia falsa había algo más, algo frío y calculador. Incluso cuando sonrío vi el pecado tan metido en su alma que ninguna clase de abrigo podría ocultarlo. Esos ojos flotaban sobre una nariz diminuta y unos rasgos dulces. Para cualquier otra persona, era pura e ingenua, pero esa chica ocultaba algo. Yo lo sabía porque alargaba ese mismo pecado desde pequeño. La diferencia era que ella lo mantenía encerrado en lo más profundo de su fuero interno y que yo lo dejaba al mío salir de la jaula con cierta regularidad.


Travis

No hay comentarios:

Publicar un comentario