-Es alto, moreno e
irritante. -Y misteriosamente impenetrable. Los ojos de Patch eran como dos
bolas de cristal negras. Lo absorbían todo sin revelar nada. No es que quisiera
saber más sobre él. No me gustaba lo que veía a simple vista, así que dudaba de
que me gustara lo que acechaba bajo la superficie. Pero eso no era del todo cierto.
Lo que veía me gustaba, y mucho. Unos brazos delgados y musculosos, unos
hombros anchos pero relajados, y una sonrisa entre picara y seductora. tenía un
pacto frágil conmigo misma, en un intento por ignorar aquello que empezaba a
volverse irresistible.
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