Había dedicado buena parte de mi vida a intentar no llorar
delante de las personas que me querían, así que sabía lo que estaba haciendo
Augustus. Aprieta los dientes. Miras al techo. Te dices a ti misma que si te
ven llorando, sufrirán, y solo serás tristeza para ellos, y no debes
convertirte en mera tristeza, así que no llorarás, y te dices todo esto a ti
misma mirando al techo, y luego tragas saliva, aunque la garganta no te la deja
pasar, y miras a la persona que te quiere y sonríes.
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