...Suspiró y se fue, azotando la puerta. "Sigue estando muy
enojado", pensé, con un poco de lastima. No hay razón para estar enojado.
La ira solo distrae a la tristeza que todo lo abarca, el franco conocimiento de
que tú la mataste y le robaste un futuro y una vida. Enfurecerse no lo iba a
componer.
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