Abby siempre era un misterio para mí, pero
la mirada apenada que se
veía en sus ojos me pilló completamente por sorpresa. Me resultó tan angustiosa
que en ese momento deseé poder hacer cualquier cosa para lograr que sonriera.
Movía y entrelazaba los dedos sumamente nerviosa y estaba claro que se
encontraba alterada. Eso me disgustó tanto que me arrepentí de todo lo que
había hecho que pudiera parecer moralmente cuestionable, porque eso era otra
cosa que se interponía entre nosotros.
Fue entonces cuando me di cuenta: como
pareja, no funcionaríamos. No importaba lo que hiciera ni cómo consiguiera
ganarme su afecto, jamás sería lo bastante bueno para ella. No quería que
acabara con alguien como yo. Tendría que conformarme con los pocos ratos que
pudiera pasar con ella.
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