Mi plan de fingir desinterés era un fracaso
épico. No podía seguir aparentando que no me importaba nada después de que
pusiera todas sus cartas sobre la mesa. Cuando nos conocimos algo en el
interior de ambos cambió y, fuera lo que fuera, hacía que nos necesitáramos el
uno al otro. Por razones que desconocía yo era su excepción y, por mucho que
hubiera intentado luchar contra mis sentimientos, él era la mía.
No hay comentarios:
Publicar un comentario