domingo, 26 de abril de 2015

Maravilloso desastre.

Mi plan de fingir desinterés era un fracaso épico. No podía seguir aparentando que no me importaba nada después de que pusiera todas sus cartas sobre la mesa. Cuando nos conocimos algo en el interior de ambos cambió y, fuera lo que fuera, hacía que nos necesitáramos el uno al otro. Por razones que desconocía yo era su excepción y, por mucho que hubiera intentado luchar contra mis sentimientos, él era la mía.

Abby

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