Pensé en todas las veces
que había insistido en que estar con Travis era un error y en la cantidad de
tiempo que había desperdiciado luchando contra lo que sentía por él. Cuando lo
veía sentado delante de mí y me fijaba en sus tiernos ojos castaños y en el
trozo de fruta que bailaba en su mejilla mientras lo masticaba, no conseguía
recordar qué era lo que tanto me preocupaba.
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