A la luz de
la luna, Liria María ve fluir un torrente de lagrimas en los ojos de Idilio
Montaño. Nunca en su vida ha visto llorar a un hombre. En un súbito arranque de
ternura, la joven le seca las mejillas con las manos y lo besa suavemente en la
boca, sólo rozándole los labios. Cuando vuelven a mirarse, todas las estrellas
del cielo pampino parpadean diáfanas en los ojos sorprendidos de ambos. Es el
primer beso de amor que ella regala y el primero que él recibe en su vida.
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