Quizá dependiera del libro, pensó Tessa. Pero en ese, en el libro de su
vida, el camino del deshonor solamente era la maldad. Incluso si había herido a
Will en el salón, con el tiempo, a medida que sus sentimientos hacia ella se
iban enfriando, llegaría a agradecerle que lo hubiera dejado libre. Lo creía de
verdad. Él no podía amarla eternamente.
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