miércoles, 17 de junio de 2015

Ladrona de libros.

Cuando Max oyó lo sucedido, sintió que su cuerpo se arrugaba y se hacia una pelota, como una página llena de tachones arrojada a la papelera. Como basura.
Sin embargo, día tras día conseguía estirarse y alisarse, indignado y agradecido. Destrozado, pero no hecho pedazos.

No hay comentarios:

Publicar un comentario