Le rodeó el cuello
con los brazos y noto que vacila antes de devolverme el gesto. No es tan firme
como antes, pero sigue siendo un abrazo cálido y fuerte. Mil momentos pasan por
mi cabeza, todas las veces que estos brazos fueron mi único refugio del mundo.
Quizás no los apreciara como debía entonces, pero son recuerdos dulces que se
irán para siempre.
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