Él la rodeó con los brazos y la apretó
contra su pecho. Ella notó los músculos de los brazos, la fuerza de la espalda
mientras él la abrazaba con cariño, micho cariño. Tenía las manos hechas para
luchar, y sin embargo podía ser delicado con ella, como con su piano, con las
cosas que le importaban.
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