domingo, 12 de julio de 2015

No sonrías que me enamoro.

Codo con codo se sienten más cómodas que cara a cara. Quizá porque todavía no tienen la confianza suficiente para sostenerse las miradas. Poco a poco han ido llegando a las bromas, las risas, las frases encadenadas, las anécdotas, las sonrisas...pero los nervios y las mariposas continúan.
Casi se han acabado los frapucchinos. Se los han bebido lentamente, eternizando el momento, tratando de que durara lo máximo posible. Como esa tarde, que les gustaría que no acabara nunca.

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