Presionar
a Abby nunca era una buena idea, pero, a menos que pusiera todas mis cartas
sobre la mesa, corría el riesgo de perder a la única Paloma que había conocido.
Repetía en mi mente qué iba a decirle y cómo iba a decírselo. Debía ser algo
directo, que Abby no pudiera ignorar o fingir que no había oído o entendido.
Travis
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