miércoles, 25 de noviembre de 2015

Crónicas vampíricas - Conclicto

Él rió de improvisto, y el corazón de la Elena dio un vuelco y empezó a palpitar con fuerza. Dios, era hermoso. Apuesto era una palabra demasiado pobre y gris. Como de costumbre, la carcajada sólo duró un instante, pero incluso cuando sus labios se serenaron dejó un vestigio en sus ojos.

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