sábado, 27 de junio de 2015

Cazadores de sombras - Ciudad del fuego celestial

Sebastián le clavaba los negros ojos con una aguda ansia; contrastaban con el cabello casi blanco, la pálida piel, el ligero rubor rosa en las mejillas. La artista que había en Clary sabía que era hermoso, del mismo modo que eran hermosas las panteras, o las botella de veneno hirviente, o los pulidos esqueletos de los muertos. Luke le había dicho una vez que su talento era ver la belleza y el horror en las cosas corrientes. Y aunque Sebastián no tenía nada de corriente, en él, ella veía ambas cosas.

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