Querido diario:
Hoy lo vi junto a ella, sonreían y se tomaban las manos; él la miraba como un
día me miró a mí, y yo en la distancia contemplaba la escena que se
desarrollaba ante mis ojos, la tomó por la cintura y se acercó a sus labios, la
besó con delicadeza mientras mi corazón se volvía a romper. Caminé para evitar
el encuentro, pero no lo pude hacer, al mirarme ella sonrió para sí misma,
satisfecha con su triunfo; él sólo agachó la mirada y esquivó el roce, yo pasé
con la mirada en alto, porque a final de cuentas yo jamás lo engañe, yo jamás
le mentí, yo le di todo mi amor...y él ni a los ojos pudo verme.
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