-¿Siempre
son tan complicadas las cosas?- Pregunta Valeria cuando recupera su copa.
-No sé qué
te ha pasado. Pero normalmente, todo tiene un lado sencillo y otro complicado.
Solemos ir por el complicado.
-¿Y eso por
qué?
-Porque nos
gusta darle emoción a la vida. Si todo fuera fácil, no apreciaríamos lo que
cuesta conseguir llegar a la meta. Los caminos casi siempre son rectos, y hasta
tienen atajos, pero los humanos tendemos a encararlos por donde más
dificultades haya.
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