Me gustaba como éramos. La manera en la que nos queríamos y nos contábamos todo. Yo solía adorarte, extrañarte y valorarte en exceso. Es increíble la manera en la que nos extinguimos, marchitamos, nos fuimos más rápido que un segundo y más fugaz que un suspiro. Fue tan rápido que ni lo vi venir, tan duro que me dolió como si hubiese durado mil años, aunque sucedió en tan solo una noche. Por un beso te obtuve y por uno más te perdí. Gracias, por haber existido, por haber llegado, pero sobre todo, gracias por haberte ido. Gracias por haberme hecho sufrir, por ser la razón de mi llorar.
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