Unos años antes, cuando corrían por un campo embarrado, Rudy era un
saco de huesos ensamblados con prisas, de sonrisas escarpada e irregular. Esa
tarde entre los arboles era alguien que repartía pan y ositos de peluche. Era
tricampeón de atletismo de las Juventudes Hitlerianas. Era su mejor amigo. Y
faltaba un mes para su muerte.
-Claro que le habla de ti - Respondió Liesel.
Se estaba despidiendo y ni siquiera lo sabía.
No hay comentarios:
Publicar un comentario