lunes, 24 de agosto de 2015

Grey

Y de pronto la tengo entre mis brazos, agarrada con fuerza a mis bíceps, con sus ojos vueltos hacia mí. Me mira asustada y por primera vez me fijo en que un anillo de un azul más intenso rodea sus iris. Son preciosos, y aún lo son más a tan escasa distancia Sus pupilas se dilatan y sé que podría perderme en su mirada y no regresar jamás. Respira hondo.
-¿Estás bien?
No reconozco mi propia voz, que suena lejana, y de pronto noto que está tocándome, pero no me importa. Mis dedos recorren su rostro. Tiene una piel muy suave y delicada, y contengo la respiración cuando paso el pulgar por el labio inferior. Pega su cuerpo al mío; sentir sus pechos y su calor a través de la camisa me pone a cien. Desprende una fragancia fresca y natural que me recuerda al huerto de manzanos de mi abuelo. Cierro los ojos e inhalo su aroma para no olvidarlo. Cuando los abro, sigue mirándome, suplicándome, implorándome con sus ojos clavados en mi boca.
Mierda. Quiere que la bese.
Y yo también deseo besarla. Solo una vez. Sus labios están separados, dispuestos, expectantes. Tenían un tacto incitante bajo mi pulgar.
No, no, no. No lo hagas, Grey.
No es la chica adecuada para ti.
Ella espera flores y corazones, y a ti no te van esas chorradas.

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