Y de pronto la tengo entre mis brazos, agarrada con fuerza a mis
bíceps, con sus ojos vueltos hacia mí. Me mira asustada y por primera vez me
fijo en que un anillo de un azul más intenso rodea sus iris. Son preciosos, y
aún lo son más a tan escasa distancia Sus pupilas se dilatan y sé que podría
perderme en su mirada y no regresar jamás. Respira hondo.
-¿Estás bien?
No reconozco mi propia voz, que suena lejana, y de pronto noto que está
tocándome, pero no me importa. Mis dedos recorren su rostro. Tiene una piel muy
suave y delicada, y contengo la respiración cuando paso el pulgar por el labio
inferior. Pega su cuerpo al mío; sentir sus pechos y su calor a través de la camisa
me pone a cien. Desprende una fragancia fresca y natural que me recuerda al
huerto de manzanos de mi abuelo. Cierro los ojos e inhalo su aroma para no olvidarlo.
Cuando los abro, sigue mirándome, suplicándome, implorándome con sus ojos
clavados en mi boca.
Mierda. Quiere que la bese.
Y yo también deseo besarla. Solo una vez. Sus labios están separados,
dispuestos, expectantes. Tenían un tacto incitante bajo mi pulgar.
No, no, no. No lo hagas, Grey.
No es la chica adecuada para ti.
Ella espera flores y corazones, y a ti no te van esas chorradas.
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