Aún cuando
todo acabo, no sales de mis pensamientos, estás ahí, clavado como un ancla
firme y definitivamente sin querer moverte de lo más profundo de mi mente. Creo
que ese fue siempre tu objetivo. Fue muy fácil para ti decir adiós, pero para
mí no ha sido fácil olvidarte por completo, y no es que no te haya superado, lo
hice, te supere y de la mejor manera, no te llore así como lloran aquellas
chicas desquiciadas y totalmente exageradas, simplemente porque no me pareció
ni conveniente, ni necesario. Te odie, eso sí, pero sólo por un par de días,
después de tanto darle vuelta a nuestra situación-si, nuestra- note que te
conocí en el momento equivocado y que tú eras, eres y serás el indicado, quizás
en esta vida no debía ser consumada nuestra unión y tildarla de "para siempre",
quizás en esta vida nuestra unión sólo debía ser un pequeño infinito, que
recordaré hasta el día de mi muerte.
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