Una tarde
notó que él ya no le escribía. Sintió un hueco helado en el pecho y sus huesos
hacerse polvo. Se recostó en el suelo y deseó-por primera vez en su vida- ser
solamente agua, ser lágrimas y dejarse absorber por la tierra. Cualquier cosa
sería mejor que extrañarle.
No hay comentarios:
Publicar un comentario