Ella le miro con fijeza. Desde luego que no era su elección, si lo
decía desde el punto de vista romántico. Lucía el anillo que Stefan le había
dado; ella y Stefan se pertenecían el uno al otro.
Pero entonces recordó algo más; fue sólo algo fugaz: alzar los ojos
hacia Damon en el bosque y sentir tal...tal excitación, tal afinidad con él.
Como si él comprendiera la llama que ardía en el interior como nadie podía
hacerlo jamás. Como si juntos pudieran hacer cualquier cosa que quisieran,
conquistar el mundo o destruirlo, como si fueran mejores que nadie que hubiera
vivido jamás.
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